- ¿Estás de acuerdo con esto?Le preguntó Zirad a Ekia, mientras ambos veían como Pasti se alejaba, dando tumbos entre la maleza.
- Ya me dio la información que quería… y no la voy a ejecutar.
- ¿Te molesta la muerte de tus “compañeras”?
- Sí. Las conocía a todas… pero ellas tomaron la decisión de atacarnos. No habría matado a ninguna, sé que tú tampoco, pero así son las cosas.
- … entiendo.
- ¿Qué tanto conoces a Orgul?
- Siempre ha sido un prepotente, empezó como asistente del concejo de Alkha’Du, pero desde hace algunos años escaló posiciones rápidamente.
- ¿Crees que sabe lo que hace al ayudarle a Umath? ¿Crees que entiende lo que puede provocar?
- La verdad, no lo creo. Orgul busca poder y riqueza, es fácil ganarse su colaboración si puedes proveerle al menos una de las dos cosas.
- Sé que Caitena es corrupta, ella también anhela poder, quiere ser la nueva Campo de Loto a toda costa ¿Pero aliarse con Orgul para eliminarme?
- Más que aliarse con Orgul diría que aprovechó la oportunidad que se le presentó.
- Cierto. En un principio Orgul quería que fuera ella quien le ayudara a Volkhan a cazar a Jeenpor.
- Lo que tiene sentido porque son amigos desde antes.
- Pero ella prefirió aprovechar para enlodarme, o bien fallaba o ella me eliminaba antes de volver, culpando a Jeen.
- Así ella tenía menos competencia dentro de la orden… pero te le saliste de las manos.
- ¡Ja! ¡Pero me le salí de las manos!
- Amigos –interrumpió Trillion, quien se les había acercado pensativo- Ya casi anochece de nuevo, Ka’Tal ha preparado el fuego y cocina unos bocadillos, Niker tardará un poco más en dejar a Kileem con sus familiares…
- Sí… -dijo Zirad- ¿Cómo te sientes?
- Triste, claro.
- ¿Amabas a Kileem? – preguntó Ekia.
- No. Realmente no. La quería. Duele sin embargo perder a un compañero como ella. Es difícil encontrar otros que carguen el peso de ser un übrimrimoa… ya escribió un Niker-Ivanki anterior a mí: “Cuando el destino te da un don, también te da un látigo, y ese látigo es solamente para auto-flagelarse”.
- Entiendo –Afirmó Zirad.
- No, no lo haces –comentó Trillion sonriente- en fin… ¿terminamos la historia?
- Y así, Ukhan y Umath deambulaban y planeaban por las desgraciadas Kirin’Sahu, Doalmath y Til… Til, el pequeño pueblo amparado por la ciudad humana, fue allí donde Ukhan envenenó los ánimos de su líder, Varsav el Valiente, hasta el punto que, portando una roja máscara de Ukhan Magnánimo como burla, llevó a sus hombres a atacar una caravana metála, asesinó a todos en esta, pero las heridas que recibió en combate le quitaron la vida. Su adorno terminó por transformarse en el rostro de Varsav, el übrim de la ira.
Este evento empezó a atizar fuegos de guerra, pero también rompió el corazón de madres en ambos bandos, Umath acompañó a una madre metála, Punyik, en procesión al lugar donde su hijo fue emboscado por Varsav el Valiente y asesinado. Allí alimentó su dolor hasta que la consumió, pasó varias noches sin comer o descansar, hasta que su fortuna se sobrecalentó y la mató. Portaba una azul máscara de Ukhan Magnánimo, que se transformó en el rostro de Punyik, el übrim de la melancolía.
Al poco tiempo de aquel evento, el Rey Irork I de Doalmath ordenó la creación de un festival cuyo nombre se ha perdido en las eras, los participantes demostraban su fuerza y valentía mientras los observadores se preparaban en alegre terror para la guerra que se avecinaba, todos portaban máscaras anaranjadas que honraban la roja de Varsav el Valiente y a la vez se burlaban de la dorada de Ukhan Magnánimo. Fue en esta patética festividad que un desdichado de nombre Emif fue abordado por Punyik en la multitud, ella jugó con su mente y lo llevó a escapar esa misma noche de la ciudad, convencido de un inminente ataque metálo. Salió ebrio y semidesnudo, corrió sin aliento hacia las montañas cercanas donde el frío o las bestias lo mataron, así el adorno que portaba se transformó en el rosto de Emif, el übrim del miedo, último de los übrimlbneb hijos de Xiotán.
En este punto me gustaría hacer una pequeña pausa y aclarar cierta confusión común, la expresión “Hijos de…” es usada para referirse a los descendientes de alguno de los übrimreoeui, así Darmak del magma por ejemplo es llamado un “Hijo de Kre” porque desciende del alto übrim Kre, señor de los elementos. Pero en un sentido más estricto, Darmak no es hijo de Kre sino su nieto, y su padre es Egú, übrim del fuego, señor del arco que cruzaron de regreso a este trono, quien sí es un hijo de Kre. Ukhan, Umath y los demás son übrimlbneb, bajos übrim, en el sentido estricto nietos de Xiotán, no sus hijos, no sus übrimejbshaí, los medios übrim de su casta. Esos, por desgracia de todos, aún estaban por llegar.
Cuando los vientos de guerra soplaban ya con imparable fuerza, los… nietos, de Xiotán hicieron un último movimiento, Ukhan, Umath y Varsav se presentaron ante el rey de Kirin’Sahu, Kroph de Plata, mientras de Punyik y Emif lo hicieron ante Irork I; ambos se mostraron en sus formas übrim y le aseguraron la victoria a los dos regentes, regalándoles máscaras forjadas por Ukhan, una plateada, la otra púrpura. Portando estas máscaras ambos mortales dirigieron a sus fuerzas el día siguiente, cuando estalló la primera guerra entre humanos y metálos, la primera y la más corta, pues duró tan solo un día. Fue llamada La Marcha de Kirin’Sahu, los ejércitos metálos arrasaron con Til y Doalmath, pero a un alto costo, Kroph de plata, creyéndose invencible, se abalanzó descuidadamente sobre las posiciones enemigas, murió sin entender cómo era posible que sus tropas estuvieran quemando la ciudad y cercando a su rey humano mientras el perdía la vida engañado. El destino de Irork I fue un tanto menos cruel, aunque incluso más triste, viéndose cercado, vencido, engañado y humillado, tomó su propia vida. Al caer la noche una ciudad y un pueblo humanos ya no existían más, la primera de las ciudades metálas había cambiado su esplendor por sangre y dos hijos de Xiotán más, los últimos que faltaban, deambulaban por la tierra: Kroph, señor del odio e Irork, del desespero.
- Aterrador –comentó Ekia.
- Es más que eso –sentenció Trillion- pues aún no termino.
- ¿Qué pasó después? – preguntó Zirad.
- Mucho más me temo, pero Niker no tarda y me gustaría que estuvieran informados antes de su llegada.
- Entiendo –dijo Ekia- continúa.
- Gracias… en aquellos días era común ver a los übrim entre los mortales, algunos colaboraban con ellos en lugares de conocimiento y exploración de la naturaleza, también disfrutaban de su arte y arquitectura en una sociedad que mezclaba respeto y miedo con admiración y curiosidad. Claro, no todos los übrim departían con übrimejibüs o gustaban de ellos, Ha por ejemplo –dijo señalando al poniente trono- nunca permitió que ninguno, fuera madero, metálo o humano, tocara su tierras. Y sin embargo, a pesar de esto, al menos en aquel tiempo, ningún übrim buscaba dañarlos o controlarlos, ninguno excepto los hijos de Xiotán.
Ellos buscaban una forma de despertar al monstruo que duerme en la negra bóveda, pero a diferencia de cómo se atrajeron los unos a los otros, traer a Xiotán les era mucho más complejo, algunos se escondieron entre mortales en ciudades de conocimiento y desarrollo, para poder apoderarse de aquello que descubrieran y destruir lo que pudiera serles peligroso; mientras otros tomaron posiciones de desde donde extendieron un imperio clandestino con el que esclavizaron mortales para su abonable proyecto: la construcción del Oeashiajim, un enorme artefacto que cosecharía la energía vital de miles de mortales y serviría como un temible faro para el übrim del dolor, Fiar’Dum fue la elegida para albergar tal aberración.
- Fiar’Dum, la muerta –susurró Zirad anonadado.
- ¿Conoces estos hechos? –preguntó la loto naranja.
- No realmente parece, nos enseñaron que Fiar’Dum había sido destruida por un cataclismo natural… así como que Kirin’Sahu enfrentó a unos salvajes humanos que depredaban a la ciudad.
- ¿Y qué te dijeron de Verma’Ilan, la roja? –preguntó Trillion.
- Fue maldecida por el uso de poderes oscuros y prohibidos.
- ¿Y de Radas’Gua, la prohibida? ¿De Urak’Terom, la divina?
- La primera encierra el secreto que maldijo a Verma’Ilan, la segunda es la más grande ciudad metála, en el norte del trono de Kre.
- ¡Ja,ja,ja! –carcajeó Trillion- Es terrible, lo sé, pero gracioso como la historia borra sus errores… y sus temores.
- ¿Qué quieres decir?
- La ciudad metála más grande hoy en día es Alkha’Du, de negra torre, Urak´Terom fue destruida.
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