- ¿Destruida? ¿Cómo? – preguntó Zirad exaltado.
- Todo empezó cuando Agnus –explicó Trillion- el Niker-Glados de la época, quien vivía en Urak’Terom, creó el concepto de algo único y nuevo: el “metal viviente”. Con él podía crear armas que de alguna manera aprovechaban y amplificaban la energía vital de su portador. Hoy se cree que con pergaminos escritos sobre el asunto, el legendario Ta’al forjó la armadura del guardián de Krashik.
- ¿Por eso puede cortar a los übrim? –preguntó Ekia- ¿Sabes cómo hacer más?.
- Me temo que no. Nadie sabe cómo replicar el proceso.
- Lástima –comentó Ka’Tal- eso hubiera cambiado mucho las cosas.
- Completamente diría yo –comentó Trillion- La idea del “metal viviente” aterró a los hijos de Xiotán en la ciudad tanto, que con el riesgo de enfrentarse a otros übrim y revelar su identidad, resolvieron atacarlo.
Pero démonos un momento de nuevo, pues la caída de la más grande de las ciudades metálas no se dio de la noche a la mañana. Después de que Doalmath y Til fueron aniquiladas, Kroph e Irork aseguraron, escondidos como mortales, el control de las dos ciudades metálas más poderosas del trono de Dat, Kirin’Sahu y Radas’Gua, formando una alianza, La Coalición Bicéfala, para doblegar y dominar asegurando la consecución de su proyecto. Ukhan viajó al trono de Ha y se presentó como el übrim de la virtud, mientras que Umath llegó al pequeño trono de Film y se mostró como el de la moral. Varsav, Emif y Punyik se desplazaron al trono de Kre, el primero a fomentar guerras entre los mortales buscando distraer y debilitar, los otros dos a esconderse en la condenada Urak’Terom, la ciudad más avanzada de todas, a espiar y esperar.
Así, Kroph e Irork esclavizaron varias poblaciones y arrodillaron ciudades enteras, dominando a la metála Fiar’Dum y dejando un gobernador títere en su lugar, quien permitió y coordinó la construcción del abominable Oeashiajim en su ciudad. Sin que ningún otro mortal supiera el objetivo de la construcción, él se aseguró un suministro constante de esclavos y mercenarios, vidas que serían invertidas en la estructura, ya fuera en su edificación o como sacrificio cuando estuviera completada. Tal fue la magnitud del proyecto que llevó a tres ciudades, la metála Verma’Ilan y las humanas Rosail y Dinad, a superar su miedo a La Coalición Bicéfala y formar otro grupo, El Pacto de los Tres, para procurar contrarrestar su poder.
La mente más importante del Pacto era un metálo llamado Brilen, el Itrak-Glados de la época, quien organizó una inmensa red de espionaje que logró descubrir que eran übrim los que estaban tras la construcción de la estructura y, más importante aún, su funcionamiento. Sin conocer su objetivo final, Brilen logró reestructurar el diseño del mecanismo y creyéndolo un arma convenció al concejo de Verma’Ilan para que construyera su propia versión; hoy no conocemos como se desempeñaba ni cuál era su poder, solo sabemos que no requería el sacrificio de vidas mortales y que su estructura fue escondida como una enorme escultura que coronó la ciudad: El Coloso Rojo.
- Verma’Ilan –se dijo Ekia- La roja.
- Y ahora sí –comentó Trillion suspirando- llegamos a donde todo empezó… bueno, a donde el final de todo esta historia comenzó: Urak’Terom. Con ayuda de engaños y mentiras, Punyik y Emif tocaron los círculos más altos de la ilustrada ciudad, allí se enteraron de la existencia del metal viviente y las implicaciones que su poder podía traer para su objetivo, lo que los llevó a actuar, convocaron a su hermano Varsav y juntos intentaron asesinar a Agnus y sus colaboradores, pero no contaban con el poder real de la nueva invención y la batalla se les salió de las manos, consiguieron finalmente eliminar al sabio inventor, pero no si antes llamar la atención de los dos übrim que por aquel entonces vivían en la ciudad: Urma y Yitan, nietos de Ha, señores del futuro y el pasado.
Quisiera ahora que recordaran a Darmak y su gran envergadura, fueron testigos de su potencia y vieron algo de su poder, ¿Pueden imaginar lo que una batalla de cinco übrim como él le haría a una ciudad? Los hijos de Xiotán estaban venciendo a los de Ha mientras la gran urbe era arrasada y sus habitantes intentaban huir despavoridos, Yitan logró tomar a Varsav y cruzó con él el arco de Inn, que coronaba la ciudad, así llegó a la región del fuego, al arco de Egú, donde tuvo la suerte de toparse con Hitom, übrim del calor, hermano de Darmak, le dejó al señor de la furia y cruzó de regreso, destruyendo el arco en Urak’Terom para asegurarse. Viéndose al fin en una batalla igualada, el balance del combate cambió, luego de un largo esfuerzo que terminó por destruir completamente la ciudad divina, los hermanos del tiempo lograron arrancarle los rostros, las máscaras, a sus rivales; pero esto generó un atroz vacío que terminó por sellarlos a los cuatro, antagonistas improvisados, fusionados en una masa de combate eterno, coronando la destruida ciudad, incluso hasta este día.
- Hay algo que no termino de entender –interrumpió Ekia- Dijiste que un hermano de Darmak, Hitom, se enfrentó a Varsav ¿Por qué Darmak le ayuda a Umath ahora? ¿Terminaron por aliarse?
- No hasta estos tiempos. Verás, los hijos… los nietos de Kre no son muy brillantes, mucho tiempo después de que todo esto que les estoy contando terminó, algunos de ellos se llenaron de temor y odio hacia los mortales e intentaron destruirles, los… en el sentido estricto… hijos de Kre intervinieron castigándolos por su acciones… encerrándolos en bóvedas especiales, en imaiüshais, como sobre la que descansa la ciudad de Ulath’Migo, la Joven. Supongo que Umath los engañó para ayudarle o los convenció que Xiotán eliminaría a los mortales, no lo sé la verdad.
- ¿Y qué hay de Darmak? Él no estaba en una imaishi… imaishiaisi…
- Imaiüshai –corrigió Trillion amablemente- Darmak logró escapar a la ira de su padre Egú escondiéndose, luego acosó a los pobres habitantes del desierto por décadas, hasta que llegó Ta’al y lo arrojó a la cárcava… Krashik nació y creció alrededor del puesto de vigilancia de Ta’al… pero bueno, esa es una historia para otro día.
- Sí, lo siento.
- Gracias –dijo Trillion sonriente- Hitom y Varsav trabaron combate, pero el señor de la ira era mucho mejor, claro está, en aquella labor. Así que Hitom replicó el plan de Yitan y cruzó con su enemigo, el arco de Egú está conectado al de Inn en Urak’Terom y al de Ilva, ese que Umath desenterró cerca de Talas; como ir hacia el de Inn ya no era posible, el señor del calor cruzó hacia aquí, al trono de Dat. Sin embargo, aquí corrió con más suerte que sus parientes, pues el estruendo de la batalla atrajo a Niker de la carne y a su hermana Itrak del metal, quienes le ayudaron a contener al hijo de Xiotán hasta que el mismísimo amo de este trono, el gran Dat, übrim de la creación, llegó a encargarse de él, igual que los hermanos del tiempo antes, el poderoso Dat le arrancó la máscara al monstruo, pero cuando el vacío se generó, sus habilidades le permitieron improvisar una forma de sellarlo.
Con Varsav en sus manos, el excelso Dat cruzó los arcos hasta llegar al trono de Ha, donde Ukhan tuvo que ver como sus planes se desmoronaban cuando su rostro fue arrancado por el maravilloso Dat y su hermano, el amo de ese trono, el poderoso Ha, señor de la luz. Allí ambos construyeron el primer imaiüshai, donde dejaron los cuerpos del señor de la soberbia y el de la ira, cruzaron entonces al trono de Film, que adorna las noches, y le dieron el mismo trato a Umath, edificando allí otro imaiüshai donde dejaron su cuerpo sin cara. Luego viajaron a Kre y se reunieron con su hermano, el übrim de los elementos, aterrados por lo sucedido pero sin respuesta alguna.
El error cometido por Emif, Punyik y Varsav desesperó a sus padres, quienes a su vez cometieron también el error de presionar al inmoral Samel, gobernador de Fiar’Dum, quien aceleró su producción y gasto de esclavos hasta tal punto que el Pacto de los Tres decidió tomar acciones enviando sus fuerzas hacia la ciudad metála, el asedio fue largo y la batalla que se sobrevino brutal, tal fue el daño que provocó y tan grandes las llamas que vieron, que lograron preocupar a Antem, la otra hermana de Niker, übrim de la pulpa, quien en ese entonces solía vivir en la ciudad secreta de Entela, la urbe de los maderos. Ella se presentó buscando apaciguar los fuegos que podrían llegar a poner en peligro a sus hijos, pero el gobernador vio su aparición como la confirmación de que su nefasto plan había sido descubierto; lleno de pánico decidió ignorar la orden que le había llegado de Kirin’Sahu para que esperara refuerzos y ordenó que los miles de esclavos en la ciudad fueran ingresados al Oeashiajim, entonces activó la máquina ignorando las advertencias de sus ingenieros, el mecanismo no estaba listo, tomó la vida de los pobres sirvientes pero no le envío nada a Xiotán, solo explotó, la fuerza de aquello fue tal, que tomó las vidas de todos los demás ahí, incluida Antem, a su muerte su esencia de vida se liberó, enterrando a Fiar’Dum, la muerta, en la selva más profunda.
- Y es allí donde irán –interrumpió Niker, quien acababa de llegar- a Fiar’Dum, la muerta.
- Hermosa Niker –clamó Trillion- ¿Cómo ha estado el viaje?
- Triste mi querido Trillion, muy triste.
- ¿Iremos a Fiar’Dum? – retomó Zirad- ¿Cómo? ¿Con qué objeto?
- Es fácil llegar si se sigue el rio maeral, yo les explicaré. Fiar’Dum es el único lugar en el que podríamos tener una oportunidad de averiguar algo sobre el paradero de Umath, si ha tomado un enfoque más directo tendrá que ir allí para al menos recoger componentes del mecanismo, es nuestra mejor opción.
- Tiene sentido –dijo Ekia pensativa- si Umath tiene el intelecto de Ezzar, quizás haya encontrado como rediseñar el mecanismo para requerir menos poder, tiene la mano de obra de los übrim que lo acompañan, podría construirlo ¡Por eso solo se llevó a los übrim! ¡Ya no necesitaba un ejército!
- Eso mismo creo yo, por eso deben ir a Fiar’Dum.
- Bien –dijo Zirad asintiéndole a Ekia- ¿Y ustedes que harán?
- Los übrimrimoa me acompañarán a Radas’Gua, llevaré a Jeenpor a mi hermana Itrak, quizás ella lo pueda liberar la maldición, ustedes irán a Fiar’Dum y buscarán alguna pista, luego yo llegaré y seguiremos rastreando a Umath hasta encontrarlo.
- ¿Por qué no vamos todos a Fiar’Dum ahora? –preguntó Ka’Tal- Luego de detener a Ezzar podríamos llevar a Jeenpor.
- No, esta es la primera persona que veo con esta clase de maldición, quizás podamos sacar provecho al poder de Umath contenido en ella, pero para eso necesito a mi hermana.
- Bien, mañana partiremos –aseguró Ekia.
- No, debe ser hoy, debe ser ahora. Las lotos se han dispersado pero no quiero facilitarles el trabajo.
- ¿Y la historia? –inquirió Zirad- Quizás sea importante saber que pasó.
- Ya saben lo esencial –afirmó Niker- luego de la muerte de mi hermana, mi madre marchó contra La Coalición Bicéfala.
- Ilva, übrim de la vida –agregó Trillion.
- Pero Irork se adelantó y atacó Verma’Ilan, activaron el coloso y eso lo mató, la ciudad y el arma fueron gravemente dañadas, los metálos de ahí todavía viven, son inmortales, pero están ciegos, sordos y mudos, en perpetuo estado de desespero. Itrak trató de ayudarles después, pero no pudo hacer nada.
- ¿Y Kroph? –preguntó Ekia.
- Mi madre lo enfrentó en Radas’Gua, el muy cobarde se vio vencido y se selló sobre ella, cuando mi hermana llegó se quedó custodiándola y viendo qué podría hacer, pero como con Urma y Yitan, no hay nada. Prohibió la entrada y salida de Radas’Gua.
- Radas’Gua, la prohibida –añadió Ka’Tal.
- ¿Y las máscaras? – preguntó Zirad- Sabemos de los cuerpos, pero…
- Los rostros de los hijos de Xiotán, excepto el de Kroph que todavía lo tiene puesto, fueron escondidos, custodiados por los hijos mayores de los hijos de Kre.
- Y Merik encontró uno. –concluyó Ekia poniéndose de pie.
- Y Merik encontró uno. –confirmó la übrim de la carne.
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